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Antes de acostarse, el último pensamiento siempre debe estar dedicado a Dios, es por ello que la oración de la noche nunca ha de pasarse por alto; conciliar el sueño está sujeto a tener paz y tranquilidad, no solo para el cuerpo, sino también para la mente y el alma. ¿No sabe cómo rezar antes de dormir? tome nota.
Antes de empezar a orar es importante hacer un breve examen de conciencia, siendo indispensable meditar no solo acerca de las obras del día, sino de las palabras, e incluso, pensamientos.
Detenidamente, el primer paso es evaluar si consintió o no malos pensamientos de forma voluntaria, así como deseos o complacencia de alguna cosa impura; acto seguido, evalué respecto a juramentos, mentiras, murmuraciones, conversaciones deshonestas o malas palabras. Para finalizar, haga un examen exhaustivo de sus obras, llámese desobediencias, hurtos, impaciencias acciones impuras, malas miradas, excesos, incumplimiento de deberes y omisión de la Misa en días de precepto.
Terminado el examen de conciencia, pida perdón al Creador por sus faltas, arrepiéntase de corazón y repita:
“Padre amado, a tus pies vengo una noche más para agradecerte por la oportunidad de estar a tu lado; de corazón te imploro que me hagas sobrepasar cualquiera de las tentaciones que puedan causar restricción de conocerte. Aleja de mi toda mentira y pretensiones de colocar en mi camino forma alguna de falsos conocimientos; fortalece en mí la fe y asísteme aun por encima de todo lo que haya hecho con la misericordia que sólo tú eres capaz de profesarme.
En gracia, me acerco a la puerta del perdón para que restaures mi valor y mi dicha, permíteme tener un día más de vida en el que conocer tu infinita gracia y ser partícipe de todas tus bendiciones contemplándolas como la única y eterna verdad.
Que lo positivo prevalezca en mi caminar, y la luz del Espíritu Santo ilumine mi camino, mientras tú oh Señor me llevas de la mano socorriéndome en las caídas y ahoyándome en cada momento del día porque solo la grandeza de tus fuerzas es suficiente para elevarme; despierta mis ojos a fin de que puedan mirarte y dame la sabiduría con la que comprender tu santa voluntad. En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amén.”
Aunque la oración antes mencionada engloba todo lo necesario para tener una noche tranquila y en paz con Dios, existen otras maneras más sencillas de orar; para muestra la siguiente bella oración:
“Dios mío Jesucristo, antes que nada, te agradezco el privilegio de terminar este día en el que tuve la oportunidad de respirar, contemplar la luz del sol y ser partícipe de cada una de las bendiciones que tú me concedes.
Lleno de fe, confianza y humildad acudo a ti para clamar tu protección, bendice mi vida y la de mi familia, pongo en tus manos a todos cuantos forman parte de mi vida; cuídanos y regálanos la dicha de dormir bien y amanecer vivos el día de mañana. Amén.”