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Dios ha de ser el primer pensamiento al comenzar el día y el último de la noche; si bien la mejor manera de hablar con nuestro Señor es con palabras salidas del corazón, a continuación, se traen algunas oraciones con las que pedirle y agradecerle, antes de ir a la cama en paz.
No hay mejor momento que antes de acostarse para estar en tranquilidad, es por ello que el día debe culminar con oraciones nocturnas dirigidas al Creador. Antes de pasar a un par de ejemplos, cabe acotar lo recomendable de detenerse primero a meditar un poco lo vivido en el día y las cosas que pueden mejorarse mañana, puesto que la actitud y comportamiento es lo que nos forja como personas agradables ante los ojos del Todopoderoso.
La siguiente oración es una muestra clara de cómo se debe dar gracias a Dios y así conciliar el sueño con mayor facilidad:
“Padre Celestial y Supremo, te agradezco encarecidamente por el amor que me das y los beneficios concedidos en el día que ahora termina; te pido perdón por las faltas que pude haber cometido y de corazón me arrepiento si en algo te ofendí. Enséñame el camino y posa sobre mí tus manos benditas para que no vuelva a pecar y evitar defraudarte. Que tu gracia divina me acompañe. Amén.”
Otra forma de agradecerle a Dios por el día que termina y cuantas bendiciones concedió es la siguiente:
“¡Mi Dios bendito! Solo tú que le das luz a esta noche y permites que nuevamente se sobreponga a la oscuridad en la mañana, concédeme el perdón de mis culpas y toca mi corazón para que no vuelva a incurrir en ellas; regálame la oportunidad de un buen descanso y las fuerzas necesarias para que, con tu bendición, amanezca vivo y en tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo que contigo reina en el cielo hasta la eternidad. Amén.”
Las familias católicas acostumbran a rezar juntos, en especial, cuando hay niños pequeños en casa que apenas dan sus primeros pasos en el cumplimiento de los mandamientos de la Ley de Dios; preciso para estas, se deja a continuación una oración de la noche con la que todos los integrantes del hogar podrán descansar bien:
“Oh, Padre Nuestro, ante ti me arrodillo porque solo tú eres nuestro gran refugio; gracias por mantener a nuestra familia unida y segura. Con fe y convicción de ser escuchados por ser tus hijos, te suplicamos que perdones las faltas que cometidas y nos libres de cualquier enfermedad, accidente o daño.
Mientras dormimos, toca nuestros corazones para que por tu bendita misericordia seamos mejores mañana y podamos gozar del regocijo de ser agradables ante tu presencia. Durante esta noche, vela nuestro sueño y ampáranos cubriéndonos con tu sangre bendita. Que tus Ángeles sean nuestra paz y sus alas nos brinden abrigo. Amén.”